Hace algo más de dos años, coincidiendo
con la que ha sido hasta ahora mi mejor marca en el Maratón de Madrid, escribí
un post en el que explicaba algunas
de las claves que me han permitido correr la distancia equivalente a más de una
vuelta al mundo.
Desde entonces, y aunque han pasado ya 16
años desde que empecé a correr, no he dejado de aprender. Cada carrera es única
y, por tanto, una oportunidad para seguir aprendiendo y para conocerte un poco
mejor. En los dos últimos maratones, por ejemplo, he aprendido cuatro grandes
lecciones que pueden aplicarse muy bien al entorno profesional:
La confianza en uno mismo es fundamental
pero no se debe caer en la tentación de
subestimar las condiciones externas ni sobrevalorar tus propias capacidades.
Por ello, flexibilidad y adaptabilidad son dos ingredientes fundamentales para
abordar retos inesperados (desde una pequeña lesión en el caso de la
preparación de nuestra carrera hasta un cambio repentino en la estrategia
comercial de nuestro principal competidor).
La planificación y la preparación son la
clave del éxito. No hay atajos posibles: para conseguir cumplir nuestro
objetivo y terminar la carrera en el tiempo objetivo es necesaria una
combinación de perseverancia, resiliencia y mucha fuerza de voluntad. Y, como
en el mundo de los negocios, es realmente importante ser impecables en la
ejecución y en el seguimiento de las métricas que objetivan nuestro rendimiento.
Es imprescindible tener una estrategia
meditada para todo el recorrido y no concentrarnos sólo en el corto plazo. Es
importante recordar en todo momento cuál es el objetivo final y dosificar las
fuerzas para toda la carrera (o todo el año fiscal). Esto nos ayudará a superar
el famoso efecto del “muro” a mitad de carrera o a enfrentar unos resultados de
mitad de año no especialmente brillantes.
Sinceridad con uno mismo. Soñar y pensar
en grande es muy estimulante pero puede volverse peligroso si no lo hacemos con
suficiente criterio. En todas las ocasiones en las que he conseguido cumplir
mis objetivos deportivos ha habido una estrategia previa diseñada para ello:
partiendo de un diagnóstico de mis propias capacidades en el momento de
comenzar la preparación y siendo honesto conmigo mismo respecto al potencial a
desarrollar en el tiempo restante, me he planteado unos objetivos ambiciosos
pero sensatos y un plan de entrenamiento realista. Insisto en la honestidad con
uno mismo porque no se pueden esperar milagros. Si algo pasa, seguramente será
para impactar negativamente en el rendimiento esperado: casi nunca al revés.
Y una última lección sobre los
compañeros de viaje. Contar con el apoyo de tu familia y de tus amigos en el
caso del maratón y de tus colegas en el mundo profesional es, sin duda, el
mayor aliciente para seguir adelante hasta cumplir el objetivo. Sin ellos, es
misión imposible. Como dice un proverbio africano, “si quieres ir rápido camina
solo, si quieres llegar lejos ve acompañado”. Y yo añado “acompañado de los
mejores”.
English version of this post
English version of this post